No sé vivir con mis emociones

Nos obcecamos con querer ser felices, es uno de los objetivos comunes en nuestra sociedad. No obstante, cuando las cosas se ponen difíciles, las emociones nos pesan demasiado. En otras en ocasiones es el entorno el que nos lo complica o somos nosotros los que ponemos los obstáculos. En consulta, veo a personas que no saben vivir con sus emociones, hasta el punto de no identificar cuándo o qué están sintiendo, se han desconectado de sus emociones. Por ello, en este artículo, os escribiré sobre cómo empezar a vivir con tus emociones y la importancia de ello. Vivir con tus emociones no es cosa de un día, es un trabajo continuo.

No nos enseñan a vivir con nuestras emociones, en cambio, nos acompañan día a día y el desconectarnos de ellas no nos es beneficioso.

¿Qué hacer cuando tenemos un día malo?

¿Porqué centrarse en un día malo, Andrea? Pues sencillamente porque a la mayoría de las personas no les cuesta lidiar con la alegría…en cambio cuando la tristeza o el enfado llama a tu puerta…la cosa cambia. Primero hay algo que quiero que quede claro y es que no hay una receta mágica para gestionarlo, cada una/o de nosotras/os tiene unas estrategias y la situación que nos ha llevado a tener este día malo es diferente. Además, cada persona lo vive como puede, por ello, no te culpes, todas las emociones son igual de válidas. A continuación vamos a desengranar paso a paso lo que puedes hacer para acompañarte en un mal día.

Primer paso

Permítete sentir. Anestesiarte de tus emociones no te ayuda, es como si perdieses tu hoja de ruta en una excursión. Aunque las empujes hacia dentro para no sentirlas, acaban emergiendo en forma de dolores musculares, de cabeza, etc. Por tanto, no es nada eficaz, déjalas que emerjan.

Segundo paso

Entiende el significado de lo que sientes. A partir de aquí, empiezas a conocer la emoción y qué la ha disparado. Esto te ayuda a entrar en contacto con tu mundo emocional y dejarás de tratar a tus emociones como entes desconocidos y misteriosos.

Tercer paso

Normaliza el sentir emociones. Forman parte de la vida y son absolutamente necesarias para tu supervivencia. Por otro lado, no te compares con tus amigas/os, pareja, familia en el plano emocional ya que cada uno funciona de una manera particular según su historia y contexto. No sentimos todas/os con la misma intensidad y frecuencia ante las mismas situaciones.

Persona llorando

Cuarto paso

No trates de controlar lo que sientes. Tal y como dice Anabel Gonzalez en su maravilloso libro «Lo bueno de tener un mal día»: «No podemos navegar por el mar diciéndole al mar cómo ha de moverse, cómo de altas han de ser sus olas, por dónde han de ir sus corrientes y qué ritmo han de tener las mareas. Curiosamente, sí que intentamos hacer esto con nuestras emociones, aunque es igual de imposible».

Como ves, he dado una pincelada viajando a través de los pasos más generales para empezar a acercarte a esas emociones de las que te habías alejado. Es la primera guía para ponerte en contacto con ellas, ya que sí puedes aprender a emocionarte de otra manera. Es cierto que requiere esfuerzo, tiempo y un acompañamiento psicológico, no obstante, te aseguro que a largo plazo volver a conectar con tus emociones enriquece tu día a día.

El corazón tiene razones que la razón no entiende.

Jacques Benigne Bossuel

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¿Qué tal te llevas con tus emociones?

Te mando un abrazo,

Andrea M.P.

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REFERENCIAS:

Libro «Lo bueno de tener un mal día: cómo cuidar de nuestras emociones para estar mejor» de Anabel Gonzalez.

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