La socialización de la inmadurez, una nueva realidad social

«La madurez se logra cuando una persona pospone placeres inmediatos por valores a largo plazo»Joshua Loth Liebman.

El concepto de madurez ha ido tomando las riendas del desarrollo de las personas y se ha tornado fundamental para colmar nuestra existencia. Hemos creído en este concepto, lo hemos concebido como algo que alcanzaríamos obligatoriamente a una cierta edad, lo dábamos por hecho. Ser adulto, ser maduro.

En ciertos estudios se han ido considerando cuáles son los criterios a tomar en cuenta a la hora de decidir si se ha alcanzado el estado de adultez como por ejemplo la madurez psicológica, la conformidad con las normas, la independencia socioeconómica y la transición de rol ( esto ha sido estudiado en Criterios de adultez en jóvenes valencianos de 18-30 años (Zacarés et al., 2011)). Por otro lado a nivel divulgativo, podemos observar diversas definiciones adoptadas por la RAE considerando la madurez como «período de la vida en que se ha alcanzado la plenitud vital y aún no se ha llegado a la vejez» o como «buen juicio o prudencia, sensatez». Esto puede parecer claro y conciso, no obstante, con sólo el hecho de querer definir dicho concepto el tema se torna más complejo. Puesto que la madurez es cultural e histórica por tanto depende del país y de la época a la que nos estemos refiriendo. A día de hoy se considera a un individuo maduro si es independiente y autónomo ( es decir que tenga la capacidad de elegir sus propios valores y creencias independientemente de los demás, acepte su propia responsabilidad, posea una autonomía social, sepa establecer compromisos y hacer uso de la evitación de riesgos). En resumen, tener confianza en sí mismo. Esto nos da a entender que la idea de poseer un conjunto de recursos personales de tipo psicológico forma parte de la madurez es lo que se denomina «madurez personal». Más allá de los criterios biológicos o transicionales en los que tenemos un locus de control puramente externo. Esto me lleva a reflexionar y a plantearme si vivimos en una sociedad en la que la madurez es un pilar fundamental en el desarrollo de cada uno de nosotros. Siento decir esto así, pero no es cierto, puesto que en nuestra sociedad actual existe en gran proporción un perfil de persona en la que la madurez se ha ido desvaneciendo. A pesar de esto la población no lo concibe como inmadurez como tal, por lo que ha habido una normalización. Por ello considero interesante confrontar a lo largo de esta reflexión, lo que se considera como madurez con la inmadurez predominante en la actualidad.

En la sociedad occidental actual, ha ido apareciendo un nuevo perfil de individuo muy presente que ha sido denominado «el hombre light» por Enrique Rojas. Caracterizado por ser nihilista, hedonista, materialista y relativista. En efecto es una persona sin sustancia, entregada a la fortuna, al poder, al éxito y al disfrute ilimitado y sin restricciones. Este individuo carece de referentes, tiene un gran vacío moral y no es feliz a pesar de tener materialmente casi todo, esto es alarmante. A primera vista ya se puede observar que no va encaminado a ser un individuo maduro ya que los valores morales le traen sin cuidado. Es influenciado por el prójimo, por tanto su sistema de creencias será indeleble. Tampoco buscará un bienestar duradero sino una satisfacción inmediata, ni querrá mejorar como persona teniendo en cuenta a los demás y el bienestar de éstos.

Es muy individualista, entre otras cosas, que iremos explicando a lo largo de la reflexión. Me parece oportuno citar a continuación el perfil psicológico del «hombre light» para poneros en situación.

En primer lugar es un individuo bien informado, todo le interesa pero a nivel superficial, con escasa educación humana y muy entregado al pragmatismo. No es capaz de hacer síntesis de lo que va percibiendo por ello se ha ido convirtiendo en un hombre trivial, ligero, frívolo que lo acepta todo pero que carece de unos criterios sólidos en su conducta. Asimismo, su pensamiento es débil, posee unas convicciones sin firmeza y no se compromete con nada, prácticamente sólo consigo mismo. Tiende a relativizarlo todo por lo que no existe una verdad absoluta y su ética se fundamenta en la estadística, sustituta de su conciencia. A diferencia del perfil maduro, el «hombre light» no cree en casi nada, sus opiniones cambian en función de la moda y ha desertado de los valores trascendentes, cosa que es totalmente inaceptable en un perfil maduro. Por eso se ha hecho cada vez más vulnerable y ha ido cayendo en una cierta indefensión por ello resulta más fácil manipularlo. Tampoco se interesa por su Yo y la potenciación de sus recursos personales, lo que más importa es lo externo, lo superficial, observable e inmediato como por ejemplo el placer, el bienestar y el dinero. He tratado de citar ciertos aspectos de una manera breve con el fin de adentraros en la mente de esta criatura huérfana de humanidad. A continuación iremos confrontando ciertos aspectos destacables en la madurez personal buscando el equivalente en el «hombre light».

En primer lugar, uno de los aspectos principales en la madurez personal es la extensión del sentido de sí mismo que conlleva un descentramiento psicológico y una participación e implicación en actividades. Lo que quiere decir que ya no piensa en sí mismo permanentemente. En cambio, el «hombre light» es individualista y egoísta ya que sólo se preocupa por sí mismo. Sólo busca conseguir su propia satisfacción y el prójimo sólo será tomado en cuenta si podemos conseguir algo a cambio, de ahí el pragmatismo presente en este tipo de individuos. No obstante, si que depende del prójimo para saber que opiniones adoptar sobre un determinado tema ya que lo que pensará será lo que esté de moda y no buscarán reflexionar sobre lo que realmente desean y sobre sus propias convicciones.

Otro de los aspectos importantes es la autorrealización. Es el logro efectivo de ciertos objetivos o metas de lo que nos podemos sentir satisfechos. De manera opuesta, el perfil inmaduro no posee este aspecto de manera tan profunda ya que para empezar, para tener ciertas metas y objetivos la persona necesita poseer una jerarquía de valores a través de las cuáles se guía en su proceso vital y guía sus decisiones. No obstante, no posee valores que le ayuden a tomar decisiones trascendentales. Para éste, todo es relativo por lo que no hay nada totalmente bueno ni totalmente malo, todo es subjetivo. Es lo que llaman «la verdad a la carta», está sesgada por las preferencias del individuo, escoge lo que le gusta y rechaza lo que no le apetece. Por tanto, no implica ningún tipo de compromiso existencial y no hay ningún tipo de implicación personal por parte del individuo. Es una simple pieza estética más. Lo que me lleva a decir que un individuo que no se interesa por la verdad, a continuación su libertad pierde peso. El conocer la verdad y el contenido de libertad , justifica una vida ya que estamos hablando de las metas y objetivos de una persona. Retrata su trayectoria y deja al descubierto lo que uno lleva dentro. El «hombre light» no está dispuesto a esto ya que no le interesa las diferentes perspectivas de la verdad, quiere la suya, esto demuestra una cierta actitud déspota ya que quieren sus reglas. No obstante, paradójicamente están esclavizados por el materialismo, por la sociedad y por ellos mismos. Sin una jerarquía de verdades, no hay una existencia plena del individuo.

Al no haber una verdad clara para todos, hay una incertidumbre ya que no sabemos que nos depara el futuro por tanto no logra alcanzar una firmeza definitiva. La búsqueda de la verdad es una pasión por la libertad y aspirar a ella es ir hacia lo mejor de nosotros mismos y de lo que nos rodea.

Desgraciadamente, el hombre actual se ve abocado al nihilismo que provoca un estado de ánimo de pérdida de sentido del mundo y de la vida y hace que los valores se diluyan ( libertad, razón, humanidad…). Al sentir este vacío lo solapan con el hedonismo, el consumismo, la permisividad, el subjetivismo y el materialismo. Han perdido el sentido de lucha consigo mismos por lo que todo vale, es lo que se denomina permisividad. Todo vale, lo que ocurre es que este tipo de individuos no tienen referentes ni puntos de apoyo y los referentes existentes carecen de valores morales y se centran en el dinero y el poder. Es cierto que será libre a nivel conductual o más bien tendrá la sensación de serlo ya que realmente actúa según modas y necesidades primarias, no va más allá de lo superficial. Pero a nivel actitudinal ,creencias y opiniones no lo será. En definitiva se mueve por donde quiere pero sin saber hacia donde dirigirse. Como no hay cuestionamiento, no habrá ningún tipo de desarrollo personal y esto se puede observar por ejemplo en la vida conyugal. Sólo quien es libre puede comprometerse y el hombre actual es cada vez más esclavo de sus pasiones y gustos subjetivos. Por tanto no existe el compromiso en matrimonio y de ahí surgen las infidelidades o separaciones. Prefieren probarlo todo pero no conocer mejor los resortes personales y buscar una mejoría. Lo interesante para ellos es divertirse y vivir sin objetivos morales o humanistas. Lo que me lleva a hablar de la sexualidad light presente en la actualidad. Al igual que abarcaremos otro de los aspectos de la madurez psicológica que se ha visto perturbado en este perfil inmaduro, la madurez interpersonal en la cual la empatía y la intimidad son esenciales. No obstante, en la actualidad nos creemos los reyes de la comunicación y de la relaciones interpersonales ya que estamos más conectados que nunca gracias a las redes sociales e interactuamos con los demás. Pero a su vez estamos perdiendo facultades a la hora de valorar la efectividad y eficacidad de transmitir dicho mensaje. Un grupo de amigos difícilmente queda para hablar en una cafetería sin que uno de los integrantes se quede postrado mirando a la pantalla de su smartphone hablando con otras personas que no están presentes en el momento actual (vaya paradoja se habla de teléfono inteligente pero está convirtiendo en menos inteligentes a los usuarios de éste). En conclusión, estamos perdiendo facultades relacionadas con las habilidades sociales y las relaciones interpersonales son menos profundas. A través de un mensaje de texto no podemos transmitir nuestros sentimientos al prójimo. La empatía, alegría o enfado que podemos sentir por cierta persona puede ser malinterpretada y podemos dañar al individuo. Asimismo, la intimidad se ha visto forzada a tornarse superficial. Para alcanzarla, los individuos deben entregarse en el momento presente. No obstante, con las redes sociales cuando estamos con una persona también tratamos de hablar con otras, queremos vivir en la inmediatez, queremos que nos respondan ya. Las redes sociales han conseguido que las personas vivan para mostrar sus éxitos, colgando fotos de sus viajes o relatando sus pensamientos o quehaceres en los estados de facebook, se vive por los demás. Por lo que el ser humano se está volviendo dependiente de los demás ya que busca una aprobación o que le envidien. Esto aterra ya que quiere decir que ellos mismos no están satisfechos con lo que hacen, sólo por el simple hecho de haberlo logrado, sólo lo estarán cuando hayan sido reconocidos. Ahí podemos ver reflejada una dependencia emocional por lo que uno de los aspectos importantes de la madurez, la seguridad emocional y aceptación de uno mismo a través de un equilibrio emocional y una tolerancia a la frustración se ha visto dañado. Las personas son cada vez son más narcisistas y se ha convertido en una moda a través de los «selfies» o el afán por conseguir un «me gusta» en alguna foto que han colgado en una red social.

Se están convirtiendo de esta manera en personas demasiado vulnerables ya que su satisfacción viene dada por la inmediatez y por la aprobación de los demás. Esto influirá en su salud mental ( muy importante en la madurez personal). Ya que como estamos constantemente conectados y comunicados(amigos virtuales) con el fin de ser reconocido por los demás y obtener una satisfacción rápida, la sensación de soledad cuando se nos priva de esto en alguna circunstancia, provoca una desestabilización en su vida. No saben estar solos.

En el caso de que no nos hagan sentir bien nos sentiremos frustrados y el «hombre light» no sabe manejar la frustración, la evita, si hay algo que no le gusta lo aparta y lo que le gusta lo quiere de inmediato ( hablaremos de una obsesión por hedonismo inmediato que hace al «hombre light» indefenso y propenso a hundirse en cualquier momento. Esto provoca un cansancio por vivir, y no es como consecuencia de un agotamiento real por hacer muchas tareas, sino por la falta de proyección personal coherente y atractiva que tenga suficiente garra para arrastrarle hacia el futuro. Es más, como atraviesa todo esto sin un apoyo trascendente ya que todas las relaciones son superficiales, es más desolador. A su vez, la intimidad se disipa ya que este tipo de perfil inmaduro no esta dispuesto a construir una relación y adentrarse en la otra persona hasta conocerla completamente, no quieren compromisos ni aspiraciones arduas, ni tienen pretensiones de conocer al prójimo ya que la relación es concebida como transitoria e intrascendente. Es así como las relaciones superficiales se denominan amor en la actualidad. Hay una gran equivocación en cuanto a la conceptualización ya que el amor conlleva unos sentimientos de aprobación y afirmación del otro ( y este tipo de personas sólo son capaces de hacer esto a su propia persona y no a los demás), por el que nuestra vida tiene un nuevo sentido de búsqueda y deseo de estar junto a la persona. No obstante, el «hombre light» no busca esto e instrumentaliza a alguien para satisfacer el placer. Está siendo egoísta ya que persigue su propia satisfacción pero no existe un encuentro verdadero con la otra persona, es un contacto tristemente trivial y débil. Todo se desvirtúa, hay una actitud descomprometida en exceso. Se pretende que el sexo sea el equivalente al amor, no obstante se está planteando desde un punto de vista material y deshumanizado que nos muestra que el materialismo y consumismo del hombre light llega muy lejos, hasta las relaciones sexuales. Estamos ante relaciones donde hay sexo sin afectividad ni amor y es concebido como una ruta divertida y traviesa en la que hay valores como el de conquista, búsqueda de placer y de disfrute sin restricciones. Ser partícipe en los deseos e ilusiones de nuestra pareja es esencial, no obstante, hoy en día esto no ocurre, sólo pensamos en nosotros mismos, la relación de pareja a su vez se va desvaneciendo. Hasta se podría hablar del consumo de sexo, cuando en realidad debería reflejar la intimidad en el seno de una pareja.

Esto denota un estallido de placer fugaz que no ayuda a la maduración de la personalidad y a un consumo ( podemos ver reflejado el materialismo) del sexo a través de la pornografía, videos y teléfonos eróticos. Es un negocio que está potenciando lo más primitivo del hombre y desligado de su fin amoroso. De hecho la pornografía es lo contrario a la sexualidad verdadera, frustra el auténtico progreso moral del hombre y conduce a relaciones de explotación. Se piensa que poder tener relaciones abiertas o sin compromisos es libertad, no obstante, es un camino para esclavizarse. Entonces el «hombre light» hace uso de tranquilizantes como el sexo superficial, drogas, sedantes, juego, zapping porque buscan una evasión de la realidad personal, no grata y con un gran vacío existencial. Estas adicciones representan las cadenas del hedonismo (el placer inmediato) y de la permisividad ( el todo vale). Cuando no hay referentes morales, por mucho que a eso lo llamemos libertad, nuestra vida se hará victima de estos 2 aspectos. Por tanto, podemos observar que la salud mental del «hombre light» se ve afectada ya que se siente cansado por la vida, ansioso y con dificultades para confrontar situaciones de fracaso o de adversidad, es decir que carecen de resiliencia. Asimismo, como no buscan un desarrollo personal y no reflexionan sobre como se sienten y como podrían alcanzar una mejoría. Es más, cuando se ven en una situación desafiante hacen uso de la evitación como mecanismo de defensa. Uno de los «chupetes» del adultos son las revistas de corazón (que hacen el papel de mecanismo de compensación ya que se consuelan de sus desgracias con las desgracias de los demás) y la televisión (se ha hablado de bulimia de novedades ya que hay un exceso de información y una escasa posibilidad de síntesis, por lo que las personas se tornan indiferentes ante cualquier novedad, que al principio será un tópico y luego se olvidará). Son los ansiolíticos del siglo XXI, lo preocupante es que la ley del mínimo esfuerzo se está convirtiendo en una máxima en nuestra sociedad, lo que resulta preocupante. Aunque lo que podría aterrarnos más es el hecho de que este perfil de persona inmadura se haya sido integrando en la sociedad y se haya mimetizado con el perfil maduro, como lo diría el refranero español, el hombre light es un lobo con piel de cordero.

Podemos concluir que en nuestra sociedad actual estamos ante hombre sin sustancia. En el que la imagen es mucho más valorada que el interior (valores, creencias, opiniones…). Una persona desvinculada de cualquier compromiso o esfuerzo y que solo se centra en sí misma. Con el afán de conseguir una satisfacción inmediata se han convertido en unos esclavos de sus deseos tornándose extremadamente vulnerables. Les ha impregnado una obsesión por el hedonismo inmediato y un narcisismo que les encierra en una prisión dónde la verdad queda sometida a sus voliciones y despojada de sus inseguridades y miedos. Es una inmadurez que ha sido relativizada por ellos mismos y socializada y fomentada por todos nosotros. A mi modo de ver son individuos extremadamente frágiles que quieren desvincularse de todo ya que saben que son totalmente dependientes de los demás. No saben estar solos y tienen la necesidad de estar acompañados siempre, ya sea estando ocupados con tareas insignificantes como ver la televisión o leer literatura comercial, light ya que les aterra enfrentarse a ellos mismos. Una de las ramas de la psicología que, en mi opinión, ha sido usada de manera errónea como mecanismo compensatorio de esta sociedad simplista, superficial e infeliz es la psicología positiva. Ya que estudia las fortalezas humanas, la felicidad , la creatividad, el optimismo…aspectos deficientes en nuestra sociedad actual y en concreto en el hombre light. De ahí su extrema publicidad y expansión en los tiempos que corren. Opino que es una llamada de atención para que todos nosotros pongamos un especial énfasis, tanto como individuos que convivimos en sociedad, como profesionales o como miembros de una familia, en los valores humanos y no tanto en los aspectos superficiales de la vida cotidiana. Y sobre todo, educar a personas como humanas en las que la verdad, la libertad, el amor, los sentimientos y el prójimo sean valorados como merecen. Es decir educar a personas felices.

Bibliografía:
Rojas, E.(1994). El hombre light, una vida sin valores. Madrid: Temas de hoy

Torres, F . y Zacarés, J.J. (2004). La adultez emergente, ¿una nueva fase en el ciclo vital? Comunicación presentada en el IV Congreso Internacional de Psicología y Educación, Almería, 30 marzo-2 abril.

Pérez-Blasco, J. (2014). Extracto de los capítulos 1,2 y 3. En J. Peréz-Blasco, Aprender de los grandes cambios vitales. Valencia: Tirant Lo Blanch, pp.19-51.

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